El viento es un recurso autóctono, limpio y renovable. El viento es una de las grandes riquezas naturales de Galicia. El viento gallego posee la cualidad de la constancia para un óptimo aprovechamiento energético. La eólica y las fuentes verdes son el petróleo del siglo XX, pero en pleno s. XXI todo acabará siendo verde. La energía eólica evita más de cinco millones de toneladas de CO2 cada año en Galicia, una cantidad significativa de ahorro tóxico, pero insuficiente. Acabamos de saber que la transición verde ahorró 59.000 millones de euros a los ciudadanos europeos. De ahí que, en el Día de la Energía Limpia, queramos recordar que Galicia aún importa dos tercios de combustibles fósiles. Es un dato tan grave que, por sí solo, urge mucha mayor generación renovable.
El ritmo de avance del Plan Nacional de Integración de Energía y Clima (PNIEC), a corto-medio plazo, indica que no se va a cumplir, porque no es realista su objetivo. La prioridad debe ser la aceleración de la electrificación de la economía y el aumento de la demanda de electricidad. El grado de avance del sector eólico no está siendo óptimo en España, frenado en Galicia, tanto desde el punto de vista de la implantación de proyectos como de la propia cadena de valor. Por otra parte, la más que evidente emergencia climática, que solo los negacionistas ponen en duda, así como nuestra dependencia energética, urgen la implantación y desarrollo renovable, además de una mayor conciencia social.

Desde el sector eólico gallego queremos celebrar el Día de la Energía Limpia destacando nuestra decisiva contribución, en los últimos treinta años, a la calidad del medio ambiente y a la lucha contra el cambio climático: El año pasado se cerró con datos muy críticos en cuanto a indicadores relevantes y catástrofes. Hacemos parques eólicos en áreas de baja densidad de población y compatibles con los usos agropecuarios y forestales, favoreciendo el desarrollo de las economías rurales. El viento es una energía limpia, barata y refuerza nuestra independencia energética.