Es inaceptable que se adopten estas medidas sin haber contado con la opinión del sector, porque los datos indican que en los últimos años no hemos avanzado en el camino de la transición energética
La Asociación Eólica de Galicia (EGA) lamenta profundamente que no se haya contado con el sector a la hora de adoptar medidas muy negativas que frenan el desarrollo eólico. Nos sorprende que la Xunta de Galicia, con la que manteníamos una interlocución fluida y propia de un sector que es trascendental para Galicia en cuanto a implantación de energías renovables y urgente recuperación económica, actúe con estas formas tan inadecuadas y perjudiciales para todos. Además, como informa La Voz de Galicia, si la Xunta recurre para ello a la Ley de Medidas Fiscales, imposibilita el necesario debate social, obstaculizando la transparencia y participación. En todo caso, EGA no disponía de información previa ni fue contactada con antelación por la Xunta para conocer la valoración del sector respecto al citado proyecto legislativo. Solo fue informada al día siguiente de su aprobación por parte del Consello de la Xunta, que se celebró el pasado lunes. Es inaceptable que medidas de semejante trascendencia se adopten sin información previa a los agentes afectados. En todo caso, EGA aún está a la espera de poseer la documentación oficial para poder evaluar su trascendencia, si bien mañana jueves reunirá de urgencia a su junta directiva.
Igualmente queremos manifestar extrañeza y estupor ante lo que se atisba, cuando en realidad esperábamos medidas de reactivación, porque el sector eólico está prácticamente parado. En el actual bienio 2020-21 en Galicia apenas se instaló un centenar de megawatios (MW) de potencia, mientras que en España suman casi 3.000 MW. Es evidente que nos estamos quedando atrás. Según datos del Instituto Enerxético de Galicia (INEGA), en 2020 no se puso en marcha ningún parque eólico, frente a los 1.720 MW que se instalaron en el resto de España. Y este año 2021, la potencia instalada que entró en funcionamiento en Galicia no llega a los 70 MW, cuando en el resto de España son 2.000. No hay parques en construcción y tampoco se prevé que en estos meses se inicien construcciones de forma significativa, ya que no se dispone de las autorizaciones pertinentes.
Y en cuanto al marco general, la dependencia energética de Galicia es del 71,8%; dicho de otro modo, importamos del exterior el 71,8% de la energía que consumimos. Estamos prácticamente igual que hace diez años, cuando nuestra dependencia energética era del 72,5%. Por su parte, las energías renovables cubrieron en 2019 el 37,8% del consumo final bruto de energía en Galicia. Es decir, el 62,2% del consumo final bruto procede de fuentes contaminantes, principalmente combustibles fósiles. Aquí estamos de nuevo como hace diez años, cuando el consumo final bruto procedente de energías renovables era del 35,7%. La conclusión es demoledora: No hemos avanzado positivamente en el camino de la transición energética en los últimos años.