Entre la ola de calor y la Guerra Fría

La ola de calor que padecemos en Galicia y España provocará una demanda mayor de energía. Los precios siguen desbocados, sin visos de frenarse y todo ello en un entorno geopolítico incierto, tanto que ya se habla del comienzo de la Guerra Fría del s. XXI. Es esta una coyuntura de general conocimiento, y sin embargo, seguimos poniendo palos en la rueda a los proyectos de energías renovables, particularmente a la tecnología eólica.

Hace un mes presentamos un estudio de impacto en el que se destaca que apenas se está construyendo nada en Galicia. No pasaremos de los 50 MW de potencia nueva instalados en el trienio 20-21-22, cuando venimos demandando 500 MW anuales. Y la moratoria de la Xunta para nuevos parques todavía continuará hasta mediados del 23. Entre tanto, nuestra asociación española acaba de reivindicar que se aceleren los procesos administrativos y se facilite el desarrollo de los proyectos eólicos terrestres y marinos.

¿Queremos seguir pagando la cesta de la compra por las nubes? ¿Igual que los combustibles, los desplazamientos por razones de trabajo, los viajes turísticos, la luz de casa, la climatización, la electricidad que consumen las empresas, la iluminación pública? ¿Queremos mantener nuestra sanidad y educación, nuestro estado de bienestar? ¿Queremos más calor, más incendios, más sequía, mayor cambio climático? Y ahora la energía nuclear vuelve a ser verde.

En Galicia no tenemos gas ni petróleo ni carbón, todos combustibles fósiles altamente contaminantes. Pero tenemos energías renovables, limpias y autóctonas. La eólica, por nuestra calidad del viento, constituye un potencial enorme que deberíamos estimular y favorecer al máximo. Seríamos más independientes desde el punto de vista energético, su precio descendería y estaríamos combatiendo activamente la emergencia climática. Y ya hemos advertido de todas las formas posibles que la conciliación con el territorio, el diálogo con los propietarios y municipios y el respeto ambiental son principios irrenunciables. Algo que hemos acreditado en los últimos veinticinco años.

Y el empleo. No podemos ver cómo se desangra la industria, ni la nuestra ni la de otros sectores. Hay que acercar la energía a las industrias locales, es decir, hay que generarla desde la proximidad, por costes, eficiencia y porque será energía verde. Los fondos europeos destinados a nuevos proyectos solo financian el uso y producción de energías limpias. La única forma de superar esta crisis energética, con todas las relevantes consecuencias sobre nuestro modo de vida, es ser conscientes de esta delicada situación y aparcar el doble lenguaje sobre las renovables, y sobre la eólica en particular. Es un asunto que nos concierne a todos.

Manel Pazo

Presidente de la Asociación Eólica de Galicia

Publicado en Sala de prensa y etiquetado , , .