Año nuevo, eólica nueva

El sector eólico comienza el año con la mirada puesta en el 25 de enero, fecha en la que caducan los puntos de conexión a la red eléctrica otorgados por el Gobierno de España. Hay en juego 2.300 MW de energía renovable y 2.500 millones de euros. Por su parte, la Xunta de Galicia ha acelerado las tramitaciones pendientes y viene emitiendo las necesarias declaraciones de impacto ambiental, unas favorables y otras desfavorables, para poder mantener los proyectos de nuevos parques, con su correspondiente acceso a la red. Además, aún continúa durante el primer semestre la moratoria de año y medio para registrar nuevos proyectos. En los últimos tres años apenas se llegó al centenar de MW instalados, una cifra residual.

Europa y España apremian a acelerar el desarrollo e implantación eólica y fotovoltaica. La invasión de Ucrania pronto cumplirá un año, un conflicto que ha roto el mercado del gas, provocando una inflación desatada y una elevación insoportable de los precios energéticos. Nuestra dependencia del exterior y la emergencia climática terminan por rematar nuestro estilo de vida. Así que, en Galicia, necesitamos más aerogeneradores: O queremos “molinos” o tendremos que importar combustibles fósiles altamente contaminantes. Y todo con precios altos. Estos días ventosos entró mucha energía eólica en el mix eléctrico, de forma que cayó drásticamente el precio de la luz. Pero a día de hoy seguimos importando alrededor del 75% de energía primaria procedente de fuentes tóxicas, un dato que no revelan los opinadores en contra de la eólica, que es una fuente limpia, renovable y autóctona.

Los grandes proyectos energéticos que se anuncian en Galicia, con el hidrógeno verde como estrella, dependen igualmente de energías verdes, eólica en su gran mayoría, para ser alimentados. Todo el presente y futuro de la actividad industrial –y, por tanto, del empleo– depende de las energías renovables. Ejemplos significativos son Alcoa, Altri, Maersk, empresas electrointensivas, puertos… Entre tanto, la Agencia Internacional de la Energía pronostica un crecimiento de la demanda del 30% para los próximos quince años. Galicia es la segunda comunidad que más ha contribuido al PIB de España en el ámbito eólico en 2021, cuenta con 28 fábricas de especial relevancia y da ocupación a 5.600 personas.

Si pudiésemos generar con eólica toda la energía que Galicia necesita, pasaríamos del 1% de contribución al PIB gallego al 4%, y llegaríamos a los 24.000 empleos, que son 24.000 familias. Los últimos veinticinco años nos acreditan, incluida la conciliación con el territorio; ya que somos compatibles con actividades agropecuarias, forestales, nuevos accesos, turismo, asentamiento de población… El sector abona 23 millones de euros anuales al Fondo de Compensación Ambiental de la Xunta por el canon eólico, aportamos 120 millones en tributos y otros impuestos y pagamos más de 11 millones por el alquiler de las tierras a sus propietarios, que están encantados en general. Y el 83% de los gallegos respalda la energía eólica como medida para impulsar las renovables. Estas son las cifras

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