La realidad es tozuda en un mundo en permanente cambio pese a proclamas y
soflamas. La emergencia climática, la sequía y el aumento de la temperatura
del mar han llegado para quedarse. Los estudiosos y expertos recomiendan
avanzar con determinación en el desarrollo urgente de las energías renovables.
La dependencia energética de Galicia de los combustibles fósiles (petróleo,
carbón y gas natural), que se producen fuera y, en su mayoría, fuera de
España, es otro hecho incontestable y cada vez de mayor conocimiento
general. Solo el 8,7% del consumo de energía primaria en Galicia en 2020
procedía de la energía eólica.
Así que damos la bienvenida al reciente informe del Consello Económico y
Social de Galicia (CES Galicia), donde están representadas las organizaciones
sindicales, empresariales y ciudadanas, en el que avisa de la “elevada”
dependencia de productos petrolíferos, que cubren el 75% de nuestras
necesidades energéticas. Además de llamar al diálogo social, un pacto que
llevamos demandando desde antes de la pandemia, el CES advierte que
Galicia tiene la oportunidad de potenciar su economía a partir de las fuentes
limpias. Ahí están todos los proyectos asociados a las renovables que se
vienen anunciando día tras día. La comarca de Ferrolterra, el puerto de
Langosteira, la fábrica de Norvento Enerxía Cero en Lugo son escenarios de
claro desarrollo, sin olvidar los proyectos vinculados a la eólica marina.
El pasado martes hubo nueve horas en España donde la generación renovable
equivalía a la demanda total de consumo, con una elevada presencia de las
tecnologías eólica y fotovoltaica. Pero no fue debido a las circunstancias
meteorológicas de ese día, sino al aumento de la capacidad de generación que
se viene desarrollando en los últimos años. Otras consecuencias favorables de
la mayor entrada de energías verdes en el sistema son la reducción sustancial
de la huella de carbono y la presión a la baja del precio de la electricidad. Así
que, después de tres años en que prácticamente no se han hecho parques
eólicos en Galicia, debemos continuar con la implantación de los proyectos con
declaración ambiental aprobada y el correspondiente permiso administrativo.
Otra demanda del CES apunta a la repotenciación de los parques antiguos,
algo en lo que Galicia es pionera y que evidencia una apuesta decidida por la
economía circular. A mayor capacidad renovable, mayor independencia
energética.
Galicia empieza a vivir una nueva revolución industrial al amparo del desarrollo
y potencial de las energías renovables. Hay un buen puñado de proyectos
estratégicos que están relacionados con la producción de hidrógeno verde y la
fabricación de neumáticos, fibras, grafitos, productos tecnológicos de alto valor
y otros componentes, que demandarán un elevado suministro energético
procedente de fuentes limpias, en especial de la tecnología eólica. Son planes
que ya cuentan con relevantes ayudas de los fondos Next Generation de la
Unión Europea, o que están en fase de tramitación. Planes que vienen
acompañados de una inversión multimillonaria y la creación, sin precedentes,
de miles de empleos cualificados en nuestra comunidad. Un ejemplo destacado
es la nueva planta en Lugo que acaba de anunciar Norvento Enerxía, que
supondrá la creación de 835 puestos de trabajo y una inversión de cincuenta
millones de euros.
Las infraestructuras necesarias para acometer estos desarrollos industriales ya
se están haciendo, porque en los próximos tres años la gran mayoría estarán
fabricando y produciendo; sin olvidar los encargos que ya tienen los astilleros
de Ferrol de elementos eólicos, que aseguran una carga de trabajo para años.
La reconversión de la comarca de As Pontes, así como proyectos ligados a
Meirama y los puertos ártabros, constituyen otra muestra fehaciente del bum
industrial. Y en el horizonte se atisba que Galicia también podría ser una
potencia en el aprovechamiento de energía procedente de las mareas y las
olas.
Alrededor de todos estos planes empresariales crecerá nuevamente una rica
industria auxiliar, creando más empleo. Por tanto, la explosión renovable
contribuirá a la reactivación económica, la independencia y transición
energéticas, el abaratamiento del precio de la luz y la lucha contra el cambio
climático. Galicia tiene la oportunidad de ser líder en innovación y producción
de energías renovables. De hecho, el Plan Nacional Integrado de Energía y
Clima apunta a 300.000 nuevos empleos al año, con Galicia al frente de la
eólica terrestre y marina. Estamos ante una oportunidad como nunca.